viernes, 30 de agosto de 2013

VIDEO. CHARLY GARCÍA EN NICETO INVITADO DE LUJO DE BERNARD FOWLER


Bernard Fowler volvió a Buenos Aires para tocar en Niceto Club, en una noche llena de invitados donde festejó los 50 años de los Rolling Stones.

Si no estuviste en el show que Bernard Fowler dio en Niceto el jueves por la noche, tal vez estés leyendo esto por el mismo prejuicio que muchos sentíamos antes del concierto del cantante. Es que la unión de artista extranjero con banda local pocas veces funciona. A eso hay que sumarle que, aunque Bernard ya sume 27 años trabajando con los Rolling Stones, y aunque sea bueno en lo que hace, no es músico de la banda precisamente; es corista.
Por suerte en la música no está todo dicho y el comienzo con “She’s so cold”  es un alivio; ver una banda que realmente entiende la música de los Rolling Stones es esperanzador. Es que cuando está el Zorrito Von Quintiero como mayor exponente, sabemos que podemos esperar cierta calidad en el encuentro. El primer punto alto se da con “Tumbling Dice”; coros, buen sonido, buenas perfomances, vientos: todo lo que la música stone necesita, esa raíz básicamente negra que queda muy bien en la voz de Fowler. Un cantante que, aunque respetando la obra, nunca imita a Jagger, ni en voz ni en movimientos. Tiene algo obviamente muy soul, pero muy rocker al mismo tiempo, y queda de manifiesto en “You can’t always get what you want”. Esto se está poniendo bueno.
La velada sigue con una gran interpretación solo con piano de “Angie”, canción que confiesa no  haber cantado nunca. Pensando que tal vez el show podría concentrarse en temas más raros del catálogo de la banda, Fowler aclara: “Hoy no vengo a celebrar mis 27 años de carrera con la banda, vengo a festejar los 50 años de los Stones y qué mejor lugar para hacerlo que Buenos Aires”, ante la respuesta eufórica del público. Eso es otra cosa a rescatar; si bien el boliche estaba lleno de modelos y empresarios, también cohabitaba el lugar el fanático verdadero, que decora el recinto con remeras de los últimos conciertos de la banda; Nueva York, Londres, Glastonbury. Esta gente invierte hasta su última moneda por sus ídolos, donde Bernard Fowler es una parte más de esa locura. Por eso le cantan a él, ademas de a la banda.
La lista concentraría en el repertorio más melódico del grupo con buena cantidad de invitados. Obviamente el ya local Jimmy Rip dijo presente y muchos intuían la visita del señor Charly García, que se colocó tras el piano para ayudar en “Beast of Burden” para que luego se sume Andrés Ciro Martínez en armónica y voz en “Midnight Rambler” y “Little Red Rooster”, en el momento más blusero de la noche. Por supuesto que la gente no lo dejaría irse sin antes cantar la versión en español de “It’s only rock and roll” que solían hacer Los Piojos.
Lo que había empezado como un show lleno de dudas, terminó transformándose en un concierto muy divertido, totalmente desconstracturado pero no por eso desprolijo, que tuvo su gran momento en el final con “Jumpin’ Jack Flash” con todos los invitados sobre el escenario. Para el cierre, hasta el más escéptico estaba saltando y cantando las canciones. ¿Necesitamos excusa para celebrar el catálogo de la banda de rock más importante de la historia? Es solo rock and roll, pero nos gusta.


Fuente: El Acople

martes, 27 de agosto de 2013

ESTE JUEVES CHARLY GARCÍA EN NICETO CLUB, INVITADO POR BERNARD FOWLER

El 5º Stone vuelve a la Argentina para celebrar sus 27 años con The Rolling Stones y el 50 aniversario de la banda.
Desde hace 27 años Bernard Fowler gira por el mundo con The Rolling Stones y lo festeja con una gira Sudamericana. “Satisfaction”, “Angie”, “Brown Sugar”, “Miss You”, “Paint It Black”, entre otros éxitos, formarán parte de su show acompañado por una banda de excelentes músicos.
El talento de Bernard Fowler como cantante, compositor y músico ha resonado en todo el mundo, a lo largo de toda su carrera en la industria de la música. Luego de haber tenido participación en más de 30 álbumes, en el último tiempo ha concentrado sus energías en continuar con el desarrollo de su proyecto personal como músico y productor. Se esperan invitados de lujo de la escena local. Entre los que ya están confirmados se destacan Charly García y Ciro.


Entradas anticipadas: $120

PUNTOS DE VENTA
·> Boletería Niceto Club (Lu. a Vie. de 12 a 18 hs. SOLO EFECTIVO)
·> TICKETEK (Efectivo y tarjetas de crédito)

jueves, 22 de agosto de 2013

LA OBRA DE CHARLY GARCÍA GANADORA DE UN PREMIO GARDEL 2013

Juan Cruz de Urquiza gano en la categoría “Mejor Álbum de Jazz” con su álbum “Indómita luz” un homenaje jazzero a Charly García.


 El noneto que dio origen a “Indómita luz”, su particular visión sobre las canciones de Charly García, grabado en vivo en el Café Vinilo está integrado por Juan Cruz de Urquiza y Richard Nant en trompeta y flugelhorn, Ramiro Flores en saxo alto, Martín Rur en barítono, Juan Canosa en trombón, Hernán Jacinto en piano, Lucio Balduini en guitarra, Sebastián de Urquiza en contrabajo y Carto Brandán en batería.
El disco, que parte de un proyecto comisionado para la edición 2011 del Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires que dirige Adrián Iaies, integra también a Roxana Amed en voz y la participación del pianista Cirilo Fernández en un tema.


INDÓMITA LUZ

01-Canción para mi muerte
02-La grasa de las capitales
03-Zocaloca
04-No soy un extraño
05-Pubis angelical
06-Ojos de videotape
07-Yendo de la cama al living
08-Rezo por vos
09-Desarma y sangra
10-Canción de Hollywood.

*Grabado en el Café Vinilo entre el 3 y el 5 de agosto de 2012





Reportaje al autor del disco

-Tu último trabajo “Indomita luz” nace del encargo del Festival de Jazz de Buenos Aires, pero vos ya venías haciendo algo de Charly García en discos anteriores.
-Fue un encargo del Festival, pero es verdad que ya venía haciendo algunas experimentaciones aisladas con la música de Charly.  Luego tras el encargo del Festival, de las buenas críticas y la respuesta que tuvo, decidí convertirlo en un disco.

-Con tantos temas a tu disposición no debe haber sido fácil. ¿Cómo los fuiste eligiendo?
-En base a un criterio totalmente libre. Fui eligiendo en función de que cosas podía aportar. Te imaginás que hay decenas de canciones de Charly que me gustan. Pero no se pueden hacer 20 temas en un show o en un disco. En mayor medida si son como los nuestros, con solos, más extensos que las versiones originales. Había que hacer una selección. Y la hicimos.

-¿Y en base a qué descartabas?
-Cuando no encontraba la mejor manera de entrarle al tema, aportando cosas mías y sin desvirtuar la esencia. Quedó mucho material afuera, pero son principalmente aquellos en los que yo veía que no estaba aportando nada al hacerlo.

-En todas las versiones se respeta la melodía. Con arreglos y solos, siguen siendo reconocibles. ¿Así te lo propusiste?
-Si, claro. Desvirtuar la melodía es cambiar una canción. Y qué sentido tiene eso? Si buscás recrear temas que querés seguir reconociendo, seguir disfrutando. Yo creo que hay elementos que tienen que subsistir, como la melodía. Por eso el desafió allí pasa más por lo armónico en algunos temas, por lo rítmico en otros. Además la formación de un grupo con cinco vientos es ya tímbricamente una propuesta en sí misma. Muchas veces lo que buscamos es generar secciones que no forman parte estructural de la canción, pero están agregadas a modo de inserte, donde se puede improvisar, que es el fuerte de nuestra propuesta.

-¿Existe un límite para improvisar, para aportar en temas como estos, tan conocidos, que ya son como standards?
-En realidad son standards pero no standards desde la manera en que se abordan. Tienen un lenguaje armónico muy particular, con una estructura muy particular, con melodías muy especiales. Canción de Charly es toda una entidad.  El límite es muy subjetivo. Y uno  tiene que ir apreciando la composición original y después tiene que haber elementos que puedan enriquecerlo desde algún aspecto. No estoy diciendo que con esto yo mejoro las canciones de Charly, simplemente digo que le aporto una mirada diferente, con otros elementos que pueden despertar algún tipo de atracción. El límite es difícil de delinear y cómo te digo, muy subjetivo.

-¿Por qué tu disco está centrado en etapas más experimentales y arriesgadas de García y no tanto en sus comienzos,  en apariencia más sencillos?  Hay sólo un tema de Sui Generis, por ejemplo.
-La franja  que elegí tiene que ver con mi propia experiencia como oyente. Con mi cercanía con su música, con mi adolescencia, con su primera etapa solista. Por otro lado, y al contrario de lo que podría pensarse, la sofisticación de la época de Serú abre más el juego para un arreglador. En cambio, temas supuestamente más sencillos, como “Canción para mi muerte”, que vos citás, son más arriesgados desde otro lado. Porqué son un himno para la gente. ¿Qué vas a agregar allí?…

-¿Con qué te encontraste al analizar tan en profundidad la música de García?
-Si bien hay temas que tenía muy escuchados, al momento de transcribirlos y analizarlos más profundamente me encontré cosas muy sorprendentes, que uno aprecia muchísimo. Hay rítmicas que suenan naturales, pero que se muestran sofisticadas cuando las transcribis, o giros armónicos que los tenes que pensar pero que luego fluyen con total naturalidad. Es muy interesante.

-¿A la hora de buscar los músicos que te acompañaron, tenías algún requerimiento extra, además de la calidad artística?
-Obviamente que busqué buenos músicos, con los que además yo estuviera habituado a trabajar y tuviera afinidad.  Pero además, en este caso puntual, quería que fueran músicos que sientan y aprecien las canciones de Charly García. Que tuvieran una ligazón generacional con su música.  Eso para mi es un plus muy interesante.

-No se si coincidís, pero la grabación tiene esa cosa como de fiesta. Uno escucha solear a Hernán Jacinto, por ejemplo, y no puede dejar de pensar “este tipo la está pasando genial”…
-Si, totalmente. Bueno vos sabes que pianistas de jazz hay muchos y muy buenos, pero Hernán tiene ese background de roce con el rock, que para mi es muy importante, además de su lenguaje jazzístico que es tremendo. Y si claro que la está pasando bien, está supercontento con lo que está haciendo, y el resto de los músicos también. Eso se ve en el disco, como decís. Por eso también quiero rescatar el compromiso y la entrega de todos con la propuesta y con la música que estábamos haciendo.

Por Fernando Rios
Fuente: Argentjazz.com.ar

lunes, 19 de agosto de 2013

MAS CHARLY Y LINEAS PARALELAS

CHARLY GARCIA Y SU FORMULA MÍSTICA PARA SALVAR LA MUSICA

Charly García tuvo un sueño, lo meditó y lo compartió con su amiga Yoko Ono, quien le animó a hacerlo realidad.
El resultado es Líneas paralelas, Artificio imposible, la suite que presentará en septiembre junto a su banda, The Prostitution, y una orquesta en el Teatro Colón de Buenos Aires, catedral de las artes argentinas reservada habitualmente para la ópera.
En un diálogo con BBC Mundo, donde también respondió a las preguntas de los lectores, Charly García aseguró que la obra es una síntesis de su trayectoria artística donde se mezcla el rock con la formación clásica de su niñez, el bandoneón con la guitarra electrónica, el violín con el iPad, la mística de los Beatles con las matemáticas.
En definitiva, una propuesta cargada de misticismo y filosofía sobre cómo la música puede crecer en tiempos de "guerra digital", según cuenta.
Su obra, que en principio tendrá dos funciones, el 23 y el 30 de septiembre, estará acompañada por una puesta en escena a cargo de la escenógrafa Renata Schussheim, una colaboradora habitual de García.
Estas son algunas de las mejores frases del encuentro de BBC Mundo con el exintegrante de Sui Generis y Serú Girán, que sueña con la remota posibilidad de tener en la platea del Colón a Keith Richards, Peter Gabriel y Prince.

Sobre "Líneas paralelas, Artificio imposible"
"Estoy haciendo un resumen de mis mejores partes en una especie de sinfonía, una suite que lleva 50 años de experiencia. Es un poco como "Imagine" en la música (...). Y ya sería hora de derribar algunos mitos, que acepten a los Beatles como música clásica, porque lo es. Hay hechos que me demuestran que no estoy solo en esta campaña para parar con toda la forma para donde va la industria de la música. Esta es mi mirada de cómo se podrían hacer las cosas".

Su relación con la música clásica
"Dejé la música clásica porque no se puede componer. Tenés que interpretar lo que (ya compusieron) los grandes maestros… Pero resulta que los grandes maestros eran unos freaks. Beethoven era un heavy metal, Chopin un romántico incurable que ni Sid Vicious, Mozart ni te digo. Yo creo que si Beethoven estuviera ahora, seguramente tendría sinterizadores y grabaría todo él solo en la casa.
Lo que para mí la música tiene que ser es una cosa que te eleve un poco de lo cotidiano (...), cómo coexistir entre un violín y un iPad. Creo que tengo una buena fórmula y la voy a presentar en el Colón".

¿Por qué en el mítico Teatro Colón? (Diego, Buenos Aires Argentina)
"Lo que tiene de especial el Colón es que la gente va a estar callada. Yo me quejo de lo digital y bueno, esto es mejor que el "surround". Vamos a ver qué pasa cuando le metamos un poco la electrónica adentro. Creo que va a ser algo realmente trascendental.
Mi música -perdón por haber dicho mi música, la música en la que yo me meto-, tiene mucho de Rhapsody in Blue de George Gershwin. El primer new age es una rapsodia, lo que usó Woody Allen para filmar Manhattan. Yo creo que la música que voy a hacer en el Colón es una cosa así, una representación del hombre y su ciudad, las líneas pararelas, filosofía...".

Su sueño y la charla con Yoko Ono
"Me pasó algo, que tuve una especie de visión de un triángulo en mi dormitorio antes de ir a verla a ella (a la artista Yoko Ono, viuda de John Lennon), donde las líneas paralelas que veía desde mi cama chocaban contra la pared de enfrente y me privaban de ver cuándo se tocaban. Eso sucedería en el baño.
Entonces mi pregunta fue: ¿qué significa esa pirámide que se forma en el baño cuando las líneas paralelas se tocan? Y me dijo algo, una palabra: "Antimateria".
Me pareció muy esclarecedor hablar con ella".

La influencia de su situación personal en "Líneas paralelas..."
"La vida me ha puesto desafíos y obstáculos, y varias veces he sufrido por preconceptos y he visto cómo la mediatización de esos conceptos eran un absurdo en cuanto a mi realidad real.
Ahora se habla mucho, por lo menos aquí, de los códigos. "El código esto" o "No se rompen los códigos"... Bueno, en realidad esa noche yo preferiría romper todos los códigos y entrar en un código espiritual de sanación".

Tener un "oído absoluto", ¿bendición o tortura? (Gustavo Fernando Durán, Santa Fe, Argentina)
"En muy pocas oportunidades he sido consciente de que el oído absoluto puede ser una tortura. Pero tiene más que ver con el carácter de que es algo que lo sabés vos solo, que no lo podés compartir.
Es algo que, por el lado positivo, bueno, es una dimensión más. Y por el lado negativo, es que te miran como un marciano, o que te digan de otro planeta. Y realmente no hay una explicación científica de eso. Unos dicen que es algo genético y otros dicen que es Dios que me ha bendecido con un don. Son cosas muy pesadas para que me haga cargo yo".

Ya inventó a la estrella del rock latinoamericano, ¿cuál será su siguiente ocurrencia? (Patricio, Punta Arenas, Chile)
"La música bajo el agua".

Por Ignacio de los Reyes
Fuente: BBC Mundo, Buenos Aires

domingo, 18 de agosto de 2013

CHARLY GARCÍA: "ESTOY DESTRUYENDO LA MÚSICA"

Antes de tocar en septiembre en el Colón, habló de la obra sinfónica que presentará allí, de su concepto de deconstrucción y del rock, que para él debe ser peligroso.


La limousine que está en la puerta combina con el estilo pretencioso del Faena. ¿Será la limousine de Charly? ¿Ya llegó y está esperando? Por las dudas, a correr por la interminable alfombra roja hasta el bar. Pero una estrella de rock puntual no es del todo estrella o no pertenece al rock. Y Charly es ambas cosas, así que la limousine no era la suya: después de una hora y media de espera en ese bar de luces bajas y música fuerte alguien finalmente invita a subir a la suite 704 donde, dice, Charly está listo para atender al periodismo, para hablar de Líneas Paralelas - Artificio Imposible, la obra que estrenará el 23 de septiembre en el Colón.
En el trayecto hasta la suite, su agente de prensa encuentra todavía tiempo para listar los tópicos por los que García no quiere pasar: no hablaremos de pérdidas -ni Mercedes Sosa (una madre, una novia, todo para él), ni Falú (su padrino, quien descubrió que tenía oído absoluto), ni Juan Alberto Badía, ni siquiera el flaco Spinetta-; no asimila la muerte. Todos son nombrados en un eterno presente.
Ahora sí, llegamos a la habitación, se escucha su voz: “¡No soy una modelo! No pienso pararme delante de todos logos de anunciantes. Primero que paguen y después vemos”, se defiende frente a un grupo de ¿productores? hasta zafar del compromiso de pararse delante de ese cortinado cubierto de logos, tan típico de revistas donde la actualidad se define por la cantidad de cirugías a las que se atrevieron los famosos de la tele.
Ya estamos sentados, micrófono abierto, a punto de conversar, sólo necesita ordenar un par de apuntes que lo ayudarán a explicar su proyecto, a no dejar nada de lo que le importa sin comunicar. “No me grabes todavía, pará”, pide y me señala una foto de una citarina “¿Conocés qué es esto”, pregunta. “La compré cuando tenía tres años, fue mi primer instrumento”. Muestra las líneas dibujadas en un papel guardado entre la tabla armónica y el encordado del instrumento. “Practicás sobre este dibujo y te aprendés la marcha nupcial”.

-¿Cuál, la de Mendelssohn o la de Wagner?
-Qué sé yo, tenía tres años y la tocaba de memoria. Y de ahí al conservatorio, a los cuatro años.

-¿En tu vida de músico profesional te sirvieron esos ocho años de formación académica?
-Sí, claro. Yo tocaba de oído y en el conservatorio aprendí a leer música, que es algo fenómeno. Pero me cansé de tocar las piezas de los muertos y los profesores no me dejaban componer. Cuando escuché a los Beatles me di cuenta de que estos tipos componían lo que querían, se llenaban de guita y las minas estaban todas detrás de ellos. Y además, tocaban música clásica.

-¿Clásica?
-Sí, las estructuras de las canciones son perfectas. Los Beatles no son de este planeta.
Love Me Do, por ejemplo, tiene los acordes sin tercera (se refiere a la nota mediante que define el modo de un acorde como mayor o menor). Y ese es uno de los trucos que más hacía que la gente se interesara, porque deja un espacio para que cantes y también para la ambigüedad tonal. Si falta la tercera en el acorde no sabés si esa música es alegre o triste, es la gente, el que escucha, el que decide.

-No creo que sea eso lo que hace a la canción alegre o triste. Fijate que la Marcha Peronista está en modo menor y se la canta como si fuera alegre.
-(Suelta una carcajada) ¿No ves lo que yo digo? ¡Ese es el problema! ¡Por eso la gente está tan confundida! Ahora, de verdad, a mí me interesa la ambigüedad, no saber cómo funcionarán las cosas desde el principio.

-Esa idea de la falta de terceras conduce “Líneas Paralelas”, ¿no?
-Sí, las líneas paralelas, haces de luz que van a dar en el escenario como si fueran las luces de un aeropuerto. En el medio va a estar Jean François Casanovas, que va a recitar. Y ese intervalo de tercera va a tirar para un lado y para otro, va a deformar todo. Todo el sonido será en estéreo, con dos parlantes distintos, uno que no soporte los agudos y otro que no tolere los graves.

-En alguna oportunidad dijiste que querías usar el Colón para medir distancias entre el oyente y el sonido. ¿No necesitarías para eso un sonido acústico, sin parlantes?
-Es que no puedo, porque el batero toca como Led Zeppelin. La orquesta está abajo, en el foso y nosotros arriba, con juguetitos. Pero quiero que los violines hagan la parte de la guitarra eléctrica y combinar los sintetizadores, los viejos sintetizadores como el theremín y el melotrón. Voy a estar en un púlpito con dos alas, tengo un tecladito remoto. La obra es una suite musical de ciencia ficción.

-¿Por qué suite?
Porque agarro muchas partes que ya hice y las mezclo con partes nuevas para modular y para que se vayan cerrando esas líneas. Es todo un track entero con un intervalo en el medio para que la gente vaya a tomar champán. Después del intervalo no va a haber nadie en el escenario ni en el foso, va a haber solo ritmos, ruidos que terminan en Yendo de la cama al living.
No sé si es esto va a ser música clásica. Al principio sí, pero después se va para el lado de Stravinski y después viene el ritmo solo, que en la música clásica no existe.

-Sí que existen piezas de ritmo solo en la tradición académica. 
-Bueno, sí, pero sin negros.

-¿Sin negros?
-Claro, los negros eran esclavos, por eso no hay ritmo negro en la música clásica. Quiero que no se diferencien los instrumentos, que se escuche el todo y que haya como una deconstrucción. Al final van a quedar sólo dos instrumentos. Termina con un Si tocado por una mujer y un hombre en dos violonchelos, cuando ese Si se empiece a desafinar termina la obra.

-¿De dónde salió este plan?
-El asunto es que un día me levanto y veo que me salen dos rayos y pegan en la pared, era mi época Say no More, y los rayos pegan en la M de More. Si la pared hubiera sido traslúcida habría visto el triángulo que se formaba en el baño. Mientras eso pasaba me venían 127 ideas a la cabeza, todas juntas. Fue una clarividencia. Yo estaba en Nueva York y Yoko Ono estaba a la vuelta. Fui a verla. Yo me preguntaba qué quería decir el triángulo ese que se formaba en el baño.

-¿Ella te dio una explicación?
-Me dijo que es antimateria. Yoko es una masa total y yo me sentía John Lennon. Estaba comunicada conmigo porque sabía que yo sabía todo de la historia. Acá hay un concepto previo y una cosa jodida: estoy detruyendo el acorde, por lo tanto estoy destruyendo la música. Pero trataré de que el sonido sea lo más parecido a Strawberry Fields Forever. Yo en esa época no sabía qué era un melotrón ni un sintetitzador. Los Beatles jamás ponían data. Después vino Chick Corea y empezó a decir que usaba un DX7 o lo que fuera y, claro, uno se desilusionaba. Quiero que la música sea más como una película, no me importa si el instrumento es sampleado o no. Hace mucho que no me interesan los músicos, sino los directores de cine. Desde que murió Kurt Cobain ningún músico me provocó nada. El mundo es otro, ya no está el idealismo, nadie fuma, la gente está con su telefonito haciendo boludeces. Para mí el rock es Beatles, Stones, Bob Dylan, Who, Nirvana. No tiene que ser fuerte, pero tiene que tener peligro.

Por Sandra De La Fuente
Fuente: Clarín

viernes, 16 de agosto de 2013

CHARLY GARCÍA EN ANIMALES SUELTOS



La entrevista de Alejandro Fantino a Charly García en “Animales sueltos” (América) comenzó anoche, a las 23.30, y terminó hoy, a la una de la mañana. Al final, tenías la sensación de haber estado en otra parte durante una hora y media. Sí, en otro sitio, muy lejano. Lejos de tu televisor, tu sofá, tu modo de ordenar la realidad. Algo de eso hubo. A medida que dialogaban, casi sin darnos cuenta, nos mudamos al universo Charly García. Él, de buen ánimo, pintó su mundo a su manera, como un pintor impresionista. Una pincelada aquí y otra allí, Charly fue componiendo el cuadro. Y ahora que lo miro a la distancia, lo que se me aparece es un paisaje donde conviven la lucidez, el talento y el dolor.
“Tuve la desgracia de que se me murieran mi papá y mi hermano en una semana”, dijo con una pincelada que te sobresaltaba. Y habló de ese papá —físico, químico y matemático, autor de libros de texto y dueño de una fábrica de fórmica—, que “cuando se ponía en pedo, tocaba tangos muy lindos”.
De pronto, Charly captaba un instante de luz y hablaba de la música un buen rato.  “La música no son las notas sino la distancia entre las notas. En el universo hay silencio. La música está. Está en todos lados. Los ruidos son música. Me molesta que digan ‘mi música’, porque no se puede usar a la música como si fuera una prostituta y ponerla a trabajar para uno”.
Fantino le pidió que contara su relación con Palito Ortega. Entonces, Charly se elevó aún más alto que su talento musical. Se lo veía altísimo, allí arriba, en la cima del agradecimiento. Comentó que él y Palito habían tenido mil enfrentamientos. “Era como un Boca -River: la música como arte y la música para vender, la música como latas de arvejas. Ocurrió que yo hice unas declaraciones en Punta del Este y él me llevó a juicio”. Pero parece que el destino arma sus planes sin reparar en tribunales ni arvejas. “Un día, Palito y yo volvimos a hablar —recordó Charly—. Y un día me internaron y él me vino a buscar. Yo no esperaba que justo él me viniera a buscar. Pero me vino a buscar y me dio un hogar, un estudio, su familia. No era fácil sacarme de donde estaba internado. Pero él se metió con la jueza, hizo los trámites… Palito luchó como loco, porque si no, me iban a llevar a un lugar peor”, detalló. “Las drogas a cada uno le hacen distinto—admitió—.Yo fui víctima de mi ignorancia, del prejuicio y, lamentablemente, de los que estaban cerca de mí”. Desde esas sombras, su relato volvió a la gratitud: “Palito me salvó la vida”, dijo Charly García. Y no era  una metáfora.
Más tarde llegó el turno de Mercedes Sosa. “Mercedes fue mi amiga, mi madre y mi novia”, definió. Y creyó necesario aclarar lo del noviazgo: “No porque pasara algo entre nosotros, sino porque a pesar de su edad y su fama internacional, Mercedes se fijó en mí e hicimos cosas juntos”.
¿Cómo fue tu relación con Spinetta?, quiso saber Fantino. “Muy profunda, de hermano —definió Charly—. Lo que nos dividía era la gente, la hinchada. A mí, Spinetta me partió la cabeza. El primer disco de Almendra fue una obra de arte. Le debo mucho a Spinetta. Sobre todo, el coraje de vestirse así, salir así y cantar lo que cantaba”. Fantino lo llevó después a los últimos días de Spinetta. “Recé mucho por él”, contestó Charly.
Sobre el final, hablaron de las presentaciones que hará junto a una orquesta en el teatro Colón el 23 y 30 de septiembre. Dijo que lo imagina como “la unión de la gente a través de la música”. “Quiero que la música sea la protagonista, el pivote para que las distintas corrientes de pensamiento se olviden de todo y se unan en la música”. Sin que nadie lo mencionara, advirtió que no habrá de faltar quien considere su objetivo una utopía y remató: “¿Qué  tiene de malo Paz y Amor? Me gustaría unir a la Argentina desde la música. Es absurda la pelea por los partidos: no son ni siquiera el comunismo y el capitalismo, que tienen miles de años. Son divisiones absurdas”. Entonces, con una frase magistral, Charly puso a la música y la política en perspectiva: “Nadie se acuerda quién era el ministro del Interior de Beethoven”, advirtió.

Por: Adriana Schettini
Fuente: Clarín

jueves, 15 de agosto de 2013

CHARLY GARCÍA: TENGO AMIGOS A LOS QUE LLAMO "ALIADOS"


"Hola, ¿puedo fumar un cigarrillo?", pregunta amablemente Charly García a una de las jóvenes camareras que asisten la suite de un deslumbrante hotel porteño. La respuesta es afirmativa, y el músico lo enciende, toma asiento junto a un señorial escritorio iluminado por un candelabro y posa envuelto en su propio humo para las fotos. "Díganme la verdad", se ríe, "entre estas velas, ¿no parezco Liberace?".

Charly García está contento. En menos de un mes concretará un sueño largamente acariciado: se vestirá para la ocasión, convocará a una orquesta sinfónica y a los inseparables músicos de su banda, The Prostitution, y unirá las dos partes que lo construyen musicalmente: lo clásico y lo popular, su pasado y su presente, con la suite "Líneas paralelas, Artificio imposible" en el Teatro Colón de Buenos Aires, un espacio tradicionalmente reservado para la ópera.

"Es una obra humanista que borra límites entre el espectador y el compositor", dice García. "Me di cuenta de que hacía tiempo que yo venía esquivando la tercera, la nota del medio del acorde, y de alguna manera dejaba espacio para que el oyente pusiera su cuota de imaginación, o ganas; que tuviera la ambigüedad necesaria como para que, quien escucha, piense también la historia".

Con pantalones dorados, gafas oscuras y las uñas pintadas de negro, aquí está Carlos Alberto García Moreno, el hombre del oído absoluto y el bigote bicolor, el que creció en la gran casa del barrio porteño de Caballito seguido de cerca por varias niñeras, el que se enamoró del rock gracias a los Beatles, el responsable de unos cuantos célebres desmanes y el autor de aún muchas más canciones gloriosas; el que de un tiempo para acá piensa dos veces, habla pausado, ocupa su propio espacio.

En esta entrevista con The Associated Press, el artista, considerado una de las figuras esenciales de la música en Latinoamérica, reflexiona acerca de la evolución de su obra y de su público, de sus amigos, de un peculiar cruce con la viuda de John Lennon y de los desafíos actuales de un rock al que considera deslucido.

- ¿Qué elementos inspiraron "Líneas paralelas, Artificio imposible"?
-Se fueron juntando cosas de mi niñez, como el primerísimo instrumento que toqué, una citarina triangular. También me influenció un encuentro que tuve con Yoko Ono, en el que hablamos mucho de triángulos, pirámides, de una clarividencia que yo había tenido... "Líneas paralelas" está imbuida de la mística de los Beatles de "Sgt. Pepper" y, con la bendición de Yoko y la maduración de trabajar, me animé a hacerla.

-¿Qué consejos te dio Yoko Ono?
-La charla con ella era tan intensa que, en un momento, para distender, saqué una pirámide de plástico y le puse un billete de 100 dólares debajo, porque existe la creencia de que, al poner una pirámide sobre la plata, ésta se multiplica. Entonces le digo: "Bueno, Yoko, ¿a dónde debe mirar la pirámide?". Ella responde: "La punta, al cielo". Yo replico: "¿Y el lado que apunta?". "Al este", me dice. Y yo, que estaba con el problema de cómo dormía, si dormía correctamente o no (según la filosofía oriental y los puntos cardinales), le pregunto: "Pero, Yoko, ¿el este con respecto a mí?". Entonces ella me mira y me dice (adopta un divertido tono de obviedad): "El este es siempre el este, Charly...".

-Cuando eras chico te inspiraba el cosmos, la mitología griega. ¿Qué te inspira ahora?
-Básicamente las mismas cosas. Cotidianamente, encontrar personas que me apoyan, con las cuales uno puede sincronizar. Me inspira tener una vida mía, sin tener que entrar en una industria de chismes. Básicamente no me vendí nunca, y uno paga un precio, pero ahora creo que lo que recibo es el premio por eso.

- Alguien que creció con tus canciones, toma tu obra y advierte que en los años 70 tuvo un estilo, en los 80 fue algo diferente, en los 90 también y así sucesivamente. Desde el presente, ¿qué crees que fue cambiando?
-Creo que, en el fondo, no cambió nada. Fueron diferentes ropajes que yo le fui dando a la esencia de lo que hago; creo que no cambié. Si uno toma una canción de Sui Géneris o de La Máquina (de hacer Pájaros) y le pone sonidos actuales, parece una canción de ahora.

- A lo largo de tu carrera hay muchas personas que te acompañan de un disco a otro, de un proyecto al siguiente. ¿Son tus amigos? ¿Charly García tiene amigos?
- Sí, amigos tengo, por supuesto. No demasiados, pero tengo amigos de esos a los que uno puede levantar el teléfono y contarles "pasa esto". Amigos que me han ayudado en situaciones difíciles; amigos en serio. Y después tengo amigos que son los que escuchan lo que hago y que, de alguna manera, me conocen. Yo los llamo "aliados". Tengo un público muy fiel, ha entendido los cambios que han pasado, mientras otros me criticaban. Algunos me han entendido al toque (de inmediato), lo cual es muy importante para un artista.

- En varias oportunidades expresaste que el rock actual de Latinoamérica no te identifica, que te gustaría que fuese diferente. ¿Qué es lo que le falta?
-Quizás le falta entender más los orígenes del rock negro y del rock que hicieron los Beatles, ir a las raíces. A veces veo que se copia algo, que ya es la copia de una copia, y lo que sale de ahí no es muy sólido. Esto está pasando en todos los órdenes de la vida; es como una nueva cultura que no propicia la gestación de un pibe con ideales. Lamentablemente, desde el punto de vista artístico, el rock se empañó mucho con ser famoso por ser famoso, con salir en televisión y ese tipo de trucos.

-Hace unos años, Gustavo Cerati contó que cada vez que se juntaba contigo a trabajar, al terminar él tenía la sensación de que debían hacer más música juntos; que te extrañaba cuando te ibas. ¿Extrañas algo de él?
-(Largo silencio) Lo extraño muchísimo; la condición en la cual él está ahora hace que las cosas sean muy especiales. La vez que lo visité me pareció el Gustavo de siempre, sano, todo bien. Fuimos con Pedro (Aznar), llevamos guitarras y le cantamos canciones de los Beatles. Y realmente yo espero que suceda un milagro, quizás no un milagro de Dios pero sí un milagro científico; que esos cables se toquen y se componga de nuevo. No lo doy por perdido.

-¿Eres espiritual, Charly?
-Sí, muy espiritual.

- Si, como dices, en lo más profundo no cambió nada en tantas décadas de tu música, ¿sigues siendo aquel "que cierra y el que apaga la luz"?
- (sonríe) Bueno, ahora tengo un dispositivo con el que puedo apagar la luz cuando quiero, justo a tiempo para cuando se acabe esta entrevista.

Por Valeria Agis
De ASSOCIATED PRESS

CHARLY GARCÍA OPINA DEL PAPA Y LA PRESIDENTA ARGENTINA

El músico argentino Charly García dijo que le gustaría reunirse con el Papa Francisco para darle algunos consejos y agregó que el jefe de la Iglesia Católica le parece "buena onda".
García, considerado un icono del rock latinoamericano y que en septiembre debutará en el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires, quiere encontrarse pronto con el ex cardenal argentino Jorge Bergoglio, antes de que sus obligaciones lo agoten.
"El otro día miro la foto de (la cantante) Patti Smith, que estaba como turista ahí pero se fue a ver al Papa, y el Papa abrazándola. Y me pareció rarísimo con Patti Smith, pero la cara de felicidad que tiene ella y el Papa (...) No sé, me gustaría ir a verlo ahora, antes que la rutina de la religión lo tenga un poco más cansado", dijo García. "Para mí es re buena onda", agregó.
Francisco se reunió con la cantante Patti Smith, uno de las máximos exponentes del punk rock en los 70, en una audiencia general en el Vaticano, en abril pasado.
García, de 61 años, dijo que quiere aconsejar al Papa, aunque no aclaró cuáles serían sus recomendaciones.
"Estaría bueno, yo le daría mi opinión de algunas cosas. Siempre es bueno si uno puede tirarle una punta, por ahí la ve", agregó.
García presentará en el Teatro Colón su nueva obra "Líneas Paralelas. Artificio Imposible", ejecutada por una orquesta sinfónica bajo su dirección, y que incluye coros, su banda actual "The prostitution", y artistas nacionales y extranjeros.
"No sé cómo llamarlo (en referencia a la obra), pero no es algo típico, el típico concierto de una orquesta o de una ópera rock, ni nada que ver, es algo nuevo. Es algo que tiene que ver con las líneas paralelas, que es el título y hago un paralelismo entre eso y el destino de las personas", dijo el músico.
Uno de los principales escenarios de la lírica mundial, el Teatro Colón esta vez abrirá sus puertas a un público más heterogéneo.
"Lo mejor que va a tener esto es varias generaciones y varios estratos sociales, por decirlo de alguna manera, clases y diferencias van a ser borradas por la música", dijo Charly.

García, que en los últimos años atravesó un proceso de recuperación luego de protagonizar una serie de escándalos que terminaron con su internación en una clínica psiquiátrica, dijo también en la entrevista con Reuters que ve a la presidenta argentina, Cristina Fernández, como una persona muy fuerte.
"Me parece una persona muy fuerte, me parece una persona buena, y con mucha fuerza, pero dentro de todo lo que hace tiene la femineidad presente. Y eso es muy importante, para mí por lo menos", dijo.

Por: Karina Grazina
Fuente: Reuters Latam

miércoles, 14 de agosto de 2013

PREGUNTALE LO QUE QUIERAS A CHARLY GARCÍA

En BBC Mundo conversaran con el músico argentino. ¿Qué te gustaría preguntarle? Esta es tu oportunidad. Participa en esta entrevista interactiva.
¿Qué te gustaría preguntarle? Utiliza el formulario que encontrarás en el enlace a continuación.

IR AL FORMULARIO

jueves, 8 de agosto de 2013

NOTA A CHARLY GARCÍA EN EL PROGRAMA RADIAL PERROS DE LA CALLE


Ayer Andy Kusnetzoff, el conductor, tuvo la chance de charlar un largo rato con el mayor exponente de la historia del rock latino. Cómodo y relajado, Charly García conversó con Perros de la Calle y acá está la nota completa.

miércoles, 7 de agosto de 2013

UBICACIONES Y PRECIOS PARA CHARLY GARCIA EN EL TEATRO COLON - LINEAS PARALELAS


Cod. Ubicación  precio 
P19 Tertulia 1er Fila 2do Lateral  $       200,00
P22 Tertulia 2da Fila 20o Lateral  $       200,00
P25 Tertulia 3er Flla 20o Lateral  $       200,00
P28 Galería 1er Flla 2do Lateral  $       200,00
P29 Galería 2da Fila 20o Lateral  $       200,00
P30 Galería 3er Fila 2do Lateral  $       200,00
P34 Paraiso de Pie   $       260,00
P33 TertuI¡a de Pie  $       280,00
P32 Cazuela de Pie  $       300,00
P31 Delantera de Paraíso  $       350,00
P27 Galería 1er Lateral  $       400,00
P18 Tertulia 1er Flla 1er Lateral  $       550,00
P21 Tertulia 2da Flla 1er Lateral  $       550,00
P24 Tertulia 3er Flla 1er Lateral  $       550,00
P26 Galería Centro  $       550,00
P12 Cazuela 1er Fila Lateral  $       750,00
P14 Cazuela 20a Fila Lateral  $       750,00
P16 Cazuela 3er Fila Lateral  $       750,00
P17 Tertulia 1er Flla Centro  $       800,00
P20 Tertul¡a 20a Flla Centro  $       800,00
P23 Tertulia 3er Fila centre  $       800,00
P07 Palco Cazuela  $       950,00
P01 Palco Bajo centro   $    1.050,00
P11 Cazuela 1er Fila Centro  $    1.150,00
P13 Cazuela 20a Fila Centro   $    1.150,00
P15 Cazuela 3er Fila Centro  $    1.150,00
P06 Palco Alto Lateral  $    1.600,00
P02  Palco Bajo Lateral  $    1.750,00
P04 Palco Balcon Lateral  $    1.750,00
P05 Palco Alto Centro  $    1.750,00
P03 Palco Balcon Centro  $    1.850,00
P08 Platea Fila 1 a 14  $    1.850,00
P09 Platea Flla 15 a 22  $    1.850,00
P10 Platea Balcon  $    1.850,00

* No incluye costos de servicio ni envío.

martes, 6 de agosto de 2013

VENTA DE ENTRADAS PARA CHARLY GARCÍA EN EL COLON – LINEAS PARALELAS


Charly García - Líneas Paralelas (Artificio Imposible), Teatro Colón el 23 y 30 de septiembre a las 8:30 PM.
Preventa exclusiva Clientes Supervielle del Miércoles 7 al Miércoles 14 de Agosto, 15% de ahorro y 6 cuotas sin interés. Clientes Privilege:  20% de ahorro y 6 cuotas sin interés.

Venta al público en general 15 de agosto.

Precios: Desde $260 Hasta $1850 + Costo por Servicio

Venta online: Tu entrada

Boletaría Teatro Colón: Ingreso por Tucumán 1171 - Pasaje los Carruajes
Horario: Lunes a Sábados de 10 a 20 hrs,  Domingos y Feriados de 10 a 17 hrs.

PUNTOS DE VENTA

Venta Telefónica: 5533 - 5533
                               
Platea 8 - Mar del Plata
Del 15 al 21 de Julio Abierto de 11 a 20 Hs
Lunes a Domingo de 17.00 a 21.00hs.
San Martín 2371 (Galería San Martín), Mar del Plata.
                               
Kanishka - Bond Street - Barrio Norte
SOLO VENTA CON TARJETA
Lunes a Sábado: 12:00hs a 20:00hs.
Domingos y feriados no abre.
Av. Santa Fé 1670, Local 42, Capital Federal.
                               
Kanishka - Galería Recamier - Belgrano
SOLO VENTA CON TARJETA
Lunes a Sábados: 12hs. a 20hs.
Domingos y feriados no abre
Av. Cabildo 2136 local b17
               
e-Fácil
Lunes a Sábados de 8:00hs a 22:00hs.
Domingo y feriados de 15:00hs a 22:00hs.
Intendente Campos 1901, San Martin.
                               
Locuras Rock -Belgrano.
Lunes a Sábados de 10:00hs a 14:00hs y de 15:00hs a 19:00hs.
Domingos y Feriados CERRADO
Monroe 2483,
               
Locuras Rock - Morón.
Lunes a Sábados de 10:00hs a 19:00hs.
Domingos y Feriados CERRADO
Av. Rivadavia 18050
                               
Locuras Rock - Once.
Lunes a Sábados de 10:00hs a 19:00hs.
Domingos y Feriados CERRADO
Av. Rivadavia 2734
                               
La Trastienda Club - La Plata.
Lunes a Sábados de 10hs a 19hs.
Domingos y Feriados CERRADO
Calle 51, entre 5 y 6
                               
Girasoles - Junin
Lunes a Viernes de 10hs a 18hs.
Sábados de 10hs a 13hs.
Domingos y Feriados CERRADO
Quintana 101

Ingresos al Teatro según tu ubicación:
-Plateas y Palcos Bajos, Palcos Balcones y Palcos Altos: Calle Libertad 621
-Palcos Cazuela, Cazuela y -Tertulia: Calle Viamonte 1164
-Galería y Paraíso: Calle Tucumán 1161.


*Las personas con sillas de ruedas o capacidades reducidas podrán utilizar los ascensores ubicados en las entradas de la calle Viamonte 1164 o Tucumán 1161, los cuales llegan hasta el 6° piso.

lunes, 5 de agosto de 2013

ENTREVISTA A CHARLY GARCIA, REVISTA BILLBOARD ARGENTINA

A diferencia de otras épocas más caóticas donde el propio Charly atendía el teléfono de su legendario departamento en Coronel Díaz y Santa Fe, en estos últimos tiempos sus contactos personales con la prensa han sido realmente pocos. Apenas un puñado por año. Sin embargo aceptó de inmediato la propuesta de ser tapa de la primera edición de Billboard Argentina, y durante varias horas posó para la cámara y dialogó frente al grabador, recorriendo su trayectoria con reflexiones sobre su pasado, presente y futuro.
Sentado en los sillones del living, muy cerca de un piano de cola rojo y un cuadro de Milo Lockett de grandes dimensiones, comenzó hablando de Pablo Picasso, nada menos. “¡Nunca lo entendí! Reconozco que hay un artista groso, pero me parece que está un poco sobrevalorado. Quizás me influye haber leído libros y visto películas donde lo muestran como un tipo difícil. ¡Era malo, jodido!”.
El nexo con la música no puede tardar en llegar. Basta con mencionarle a otro artista plástico cubista: Joan Miró. “Hay un cuadro suyo en la tapa de un disco del Dave Brubeck Quartet (Time Further Out: Miró Reflections, de 1961), y la música es una interpretación de esa pintura. En el concierto en el Colón van a ver que hay algo entre la música y el arte. Son todas vibraciones”.

¿Tocaste alguna vez en el Colón?
Sí, una vez: toqué el Himno Nacional el día que estaban los cacerolazos. ¡Yo ni me enteré que había cacerolazos! Pero fue muy lindo: salí del pozo con el piano Yamaha CP-70 y una pequeña amplificación, muy chiquita. Te digo que es mágico; es el surround del surround. Es mejor que la acústica perfecta.

Ahora vas a tocar dos veces más: el 23 y 30 de septiembre.
Sí. Hice una revisión por todos mis discos y es una recorrida por pasajes de mi música, entrelazada armónicamente, evitando la tercera nota del acorde, y con unos lásers que generan la forma de una pirámide. Al sacar la tercera, es como que estoy destruyendo el acorde, y también está la noción del infinito. Lo más importante es el espacio, y es como que las líneas salen y telepáticamente se dan cuenta de que son una idea tan genial que van a destruir el universo, entonces se juntan. De algún modo, todo esto que cuento se va a entrever, pero hay que representarlo, así que hice todo un libro con el subtexto de la obra y se lo pasé a Renata Schussheim para que se encargue de traducir el texto a lo visual. Tenía ganas de trabajar nuevamente con ella; confío plenamente.

¿Quién va a dirigir la orquesta?
Yo. Es una orquesta de 50 músicos. Me voy a hacer un pulpito como el de Marilyn Manson y voy a estar de espaldas al público. Va a estar buenísimo. Vamos a juntar eso con mi grupo, los sintetizadores y una parte de percusión que hay en el medio de la obra. Es como que todo empieza con un big-bang y de ahí salen los lásers.

¿Hay lugares donde tocaste que te traen recuerdos especiales o los relacionás con algún show en particular?
Sí. Obras es cuando debutamos con Serú Girán y nos tiraron de todo. Luna Park es Adiós Sui Generis y la presentación de Clics modernos. Me acuerdo también del Auditorio Kraft, donde tocamos en los comienzos de Serú. ¡Me acuerdo de todo! En Israel tocamos en un anfiteatro de piedra de la época de los romanos, con una acústica impresionante. Me acuerdo de Mendoza, donde me bajaron del escenario y me llevaron en cana, algo que también me pasó en Ecuador porque rompí la guitarra, ¡y yo les explicaba que no rompí un ser humano sino que era una guitarra mía! Me gusta más tocar en un teatro grande o un estadio cerrado que al aire libre, pero a veces no hay otra forma de hacerlo. ¡Me acuerdo de Serú Girán en River, donde la música se va, se la lleva el viento! Boca es un estadio lindo para tocar, aunque yo sea de River. Ahí hice Sinfonías para adolescentes y el sonido te pega bien. Vélez estaría en el medio, entre Boca y River.

¿Y los teatros, por ejemplo Coliseo, Ópera y Gran Rex?
En el Coliseo está grabado un disco de Serú Girán, Yo no quiero volverme tan loco, que salió porque Oscar Moro compró el cassette en Parque Rivadavia, Pedro lo retocó un poquito y es la vez que mejor tocamos en la historia del grupo. ¡Nunca sonamos así!, yo no podía creer que fuéramos nosotros. El Coliseo tiene muy linda acústica, El Gran Rex; se nota que es grande. Y en el Ópera toqué un mes con La hija de la lágrima, es muy seco, como un estudio de grabación demasiado acustizado, sin ningún rebote, y los agudos se pierden un poco.

¿Sentís que hay alguna etapa en tu carrera que no fue comprendida en su momento? ¿Quizás Serú Girán en su primer Obras?
Sí, pero el grupo gustó cuando salió el álbum. Después, cuando sacamos La Grasa de las Capitales tuvimos una buena estrategia, que fue alquilar una sala en la calle Florida y tocábamos para 300 personas todos los días. Por ahí en el primer Obras, por la orquesta y el frio, no estaban preparados para locos que venían de Buzios. Me acuerdo que hicimos una bufonada de la música disco, una parodia, y se la tomaron como que estábamos haciendo eso en serio. No sé quién decía, creo que Bob Dylan, que es bueno fracasar. De vez en cuando hay que fracasar porque te da fuerza y te motiva.

¿Pequeñas Anécdotas sobre las Instituciones fue tan bien recibido como los discos anteriores de Sui Generis?
Te cuento cómo era originalmente, porque vos sabes que yo dibujo todo. La tapa era como The Wall, ¡igual, con los ladrillitos!, y decía “El Manifiesto Comunista”. ¡Por que era El Manifiesto Comunista en rock y terminaba con “Proletarios del mundo uníos” y todo eso! Pero eso no llegó ni al demo. Fue la época en que me llegaron los instrumentos electrónicos, como el piano Fender, el sintetizador y el ensamble de cuerdas. Yo venía de hacer 200 mil shows con un piano vertical que no se escuchaba, así que ante eso me explayé mucho más en las partes instrumentales y traté de combinar la música y la letra de manera que se potenciaran. Como hace Steely Dan, que tiene todas letras de drogas pero la música es tan perfecta que pensás que es Ray Conniff. Entonces encaré el tema de las instituciones y cada canción era para una. Creo que le dimos una linda vuelta de tuerca. No voy a decir que la dictadura era buena ni mucho menos, pero la canción mejora cuando hay que saltar una valla para que no se den cuenta algunos y se den cuenta otros. Además de lo intelectual y emocional que es componer, había que hacer.

¿Era una motivación?
¡Era una necesidad! Porque yo quería decir lo que quería decir, como ocurrió después con las morsas, las tortugas y todo eso.La típica canción de protesta de los años ‘70 era muy directa, mientras que el rock iba por la metáfora.

Fue el camino que abrió Luis Alberto Spinetta en cuanto a las letras y el sonido del castellano, que a veces no se adapta muy bien al rock.
¡El lo hizo perfecto! Me acuerdo que al principio él decía que yo componía sobre lo cotidiano y él no, pero después nos dimos cuenta de que era lo mismo. Así que en la época de Instituciones... tomé un poco ese lenguaje spinettiano para volar y hacer una película sobre un censor que ve una película en la casa y la actriz sale de la pantalla y la mata. Y como Jorge Álvarez dijo que había que sacar los temas Botas Locas y Juan Represión, hice Casandra (El Tuerto y los Ciegos) y Tango en Segunda, que son mejores canciones.

En Tango en Segunda hay mucha más Instrumentación que lo que venía haciendo Sul Generis.
Ya te digo: yo volaba cuando llegó el piano Fender, el mini-Moog y los melotrones. ¿Sabes cómo compuse Tango en Segunda? Me acuerdo perfectamente: iba en taxi a las tres de la mañana, desde el Centro hasta Cucha Cucha y Yerbal, por Rivadavia. El tipo iba en segunda y entre el ritmito que hacen los baches, y había un poquito de niebla, me puso en el groove y ahí mismo me puse a tararear la melodía.

¿Te acordás de cuándo compusiste todas tus canciones?
No te puedo decir “todas”, pero la mayoría si.

¿Cómo surgió Cuando ya me empiece a quedar solo?
Lo hice en una pensión donde vivía con María Rosa Yorio, y creo que sin instrumentos. Me vino la primera frase, “Tendré los ojos muy lejos...”, y me imaginé el personaje, el cigarrillo en la boca...

¿Y Desarma y sangra?
En ésa, vengo tocando el piano y en un momento toco una nota y creo que está mal, pero me doy cuenta de que empieza una modulación y arranca el tema. Está en Sol y pasa a Fa sostenido. Es raro eso.

Te surgió todo lo clásico que tenías adentro para ese tema.
Creo que nunca se me fue. Si bien no soy un tipo que pongo una partitura y empiezo a tocar, lo hice mucho. Nací así, digamos. De chiquito, hasta los 12 años, yo daba un concierto por año y preparaba unas tres o cuatro piezas durante un año seguido. ¡La Polonesa de Chopin es muy complicada para un chico! Mi “salvador rockero”, por decirlo de alguna forma, fue Elton John. El piano no existía en el rock; era un instrumento que estaba por ahí y hacía unas cositas nomás. Y cuando escuché a Elton John en el long-play “Madman across the wáter”, dije: “Ese tipo toca como yo”, por esa forma de acompañarse. Se me abrió mucho la cabeza y vi cómo podía aplicar lo que me salía naturalmente.

Recién mencionabas la aparición del piano Fender y el mini-Moog. ¿Un instrumento nuevo te da ganas de componer cosas nuevas?
Sí. El ejemplo que se me viene a la cabeza es Promesas sobre el bidet. Yo iba a Búzios a ver a Zoca, mi novia en esa época, y en el free-shop me compré un Yamaha PS-55, que es como un casiotone, con los parlantecitos y con ritmos propios que estaban conectados con los bajos. Hice la frase y el ritmo 4-3-4-3 que me daba el tecladito me llevó a terminar el tema. Así salió.

Usaste un Casio chiquito en Nueva York, cuando compusieron el disco Tango con Pedro Aznar en el hotel Gramercy Park.
¡Sí, me acuerdo! Era el Casio CZ-101, que tenía unos bajos fabulosos. En tres días en el hotel armamos todo.

¿Un piano como el Yamaha CP-70 te llevaba a un lugar distinto?
Y... mirá, cuando uno sueña la canción, la mitad de las veces quiere hacer un sonido que hicieron otros. El Yamaha ése es impresionante. Tenía una sola dificultad, y lo pueden escuchar en los discos, sobre todo si pasan de estéreo a mono: yo usaba un pedal Roland estéreo y el sonido iba todo el tiempo de izquierda a derecha, pero si los parlantes no están correctamente puestos se produce un efecto que se llama “fuera de fase”, donde se anulan.

Cuando componés, ¿sentís que te “bajan” las cosas ya resueltas? Porque tus melodías no parecen estructuradas o trabajadas a partir de acordes.
Viene todo junto, incluso la letra. No toda, pero un pedazo de la letra. Por ejemplo, (canta) “yo formé parte de un ejército loco” vino todo armado. Es una de las ventajas del oído absoluto, porque cuando escucho música, escucho todo: el bajo, la batería, todo. Y al momento de componer lo devuelvo así.

¿Y hay alguna desventaja de tener oído absoluto? ¿Te molestan las bocinas o los ringtones porque te ponés a pensar qué notas son?
Sí, a veces me olvido, pero en muchas noches -sobre todo cuando vivía en Coronel Díaz, donde hay mucho movimiento me parecía una sinfonía, porque muchas bocinas juntas forman algunos acordes atonales y disonantes. El oído absoluto tiene la ventaja y la desventaja que estás en un cuarto y viene alguien caminando y sabés quién es. Si pongo atención, distingo las notas en los ruidos. Así descubrí que el 80% de las bocinas están en Si bemol. Investigué bastante sobre el oído absoluto. Hay teorías que dicen que es genético, y otros dicen que es un don de Dios. Yo no sé realmente qué es, pero a mí me extraña muchísimo la gente que no tiene oído, porque para mí es natural. Además, estudié música clásica y eso no vino nada mal para el desarrollo. Yo componía en el colectivo: sacaba un papelito y anotaba. No es tan difícil saber que hay cinco rayas y notas. Es un lenguaje que para mucha gente es chino, y a mí me parece que te integra perfectamente en las explicaciones que da el hombre para los fenómenos naturales, como la matemática y la física. No es tan difícil. ¡Es más sencillo que la matemática! Aunque Leonardo Da Vinci decía que el oído no servía para nada y que la vista era todo, para mí el oído es más importante.

¿En qué época trabajaste más como tecladista?
En La Máquina de Hacer Pájaros. Era el grupo con la música más difícil de tocar. Acordate que era la época de Chick Corea y Mahavishnu Orchestra, con mucha división del tiempo. El rock apoya cada dos y en general se divide el compás en negras o corcheas, pero nosotros pensábamos la música en semicorcheas y fusas. ¡Fue el grupo con el que más ensayé! Ensayábamos todos los días desde la mañana hasta la noche.

La leyenda cuenta que era la sala de ensayos más fea que había. En un sótano.
¡Un sótano espantoso! Era en un club de paleta que consiguió Gustavo Bazterrica. Me acuerdo que se inundaba. Pero el entusiasmo y el amor por la música, cuando es auténtico, te hace ensayar mucho aunque no cobres.

No había tanto negocio alrededor.
¡No! O sea, más bien que queríamos que nos pagaran cuando tocábamos. Pero, en chiste, la música era “cuanto más difícil, mejor”. Era la filosofía y la forma de ser que yo mamé y en la que me crie. Primero por los clásicos, los cuales ni grababan discos. Y después los Beatles, donde sí había mucho dinero. Pero no me cambié por eso, sino porque los Beatles hacían música que se podía componer, y la música clásica no te deja componer porque ya está todo hecho y muerto y se toca lo que ya está escrito. En cambio los Beatles tocaban sus instrumentos. Fijate en cualquier video o película, que aún haciendo playback ponen los dedos exactamente en las notas. Por eso hay tantos conjuntos que imitan a los Beatles, porque es muy fácil: con tocar lo que está escrito o lo que está en los discos, ya está. Y eso tiene que ver con la música clásica: la arquitectura, donde están puestas las notas. Es una música que a mí me vuela la cabeza.

¿Tenés un Beatle favorito?
No. Para mí lo más importante de los Beatles es el corazón que tenían, la inteligencia, el amor entre ellos, y cómo lograban con canciones que parecían para chicos hacer una cosa que te movía y te volvía loco. ¡Yo me volvía loco! Escuchaba Twist and shout y golpeaba contra las paredes. Eso es música clásica, directamente. No hay una nota de más. No está escrito porque no sabían música, pero eran genios. ¿Cómo voy a elegir entre John Lennon y Paul McCartney? ¿O George Harrison, con lo que tocaba? ¿O Ringo? A mí realmente lo que más me mataba era cuando John Lennon y Paul McCartney cantaban juntos, al unísono. Salía una voz, un brillo, que me parece que atrajo a todos. Era un sonido genial. Cantaban juntos y el sonido de esas dos voces era perfecto. Fijate que yo ahora estoy haciendo esta suite o sinfonía para el Colón, y se basa en la eliminación de la tercera en el acorde. Te explico: el acorde es la base de la música clásica y tiene tres notas: Do, Mi, Sol, por ejemplo. La tercera, que es el Mi, si es menor o mayor define si el acorde es triste o alegre. En cambio si no está, la nota del medio del acorde se la imaginan los oyentes. En Love me do, Paul Me Cartney canta “Love, love me do” más grave, mientras John hace “Love me do” más arriba. Son como dos canciones, y jamás aparece una tercera.

Eso era innato, jamás lo pensaron. Salió así.
Eso sale de tomar anfetaminas, de ir a la esquina, de que tu madre se murió, de ir a Hamburgo a buscar mujeres y tocar diez horas por día, conocer a Tony Sheridan, mi amigo que se murió hace poco...

¿Se compone mejor desde la tristeza y el sufrimiento que desde la alegría?
No. (Piensa) Bueno, las dos cosas. Mi profesora de piano me inculcó la idea de que los grandes compositores sufrían mucho y cuando sufrís mucho te elevás. Bullshit! Jesucristo murió por los pecados de otros, no por los míos. Las dos cosas. Necesitás una motivación. Es muy difícil componer si no hacés nada. Yo hice todas mis canciones entre los 15 y 20 años, aunque sea los pedacitos, y después las recordé. Eran temitas que hacía y después quizás sacaba un pedacito (tararea el final de Seminare). La experiencia hace a la creación, pero yo hacía canciones a los 17 años y hablaba de cosas que no sabía. No había estado nunca con una mujer, por ejemplo, e hice Quizás porqué. Escribí Cuando ya me empiece a quedar solo y nunca me había pasado eso. Tampoco hay que subestimar la imaginación. Las canciones de protesta, por ejemplo, decían cosas que estaban bien, pero hacían agua por lo artístico, porque no tenían belleza escénica. El mensaje estaba muy burdo y masticado. En cambio Dylan, sin jamás decir “¡Mueran los Estados Unidos!”, decía “La respuesta está soplando en el viento”.

Con respecto a las letras, ¿eras muy lector?
No era gran lector, pero leía un poquito de esto y un poquito de lo otro. Me leí La Ilíada, La Odisea y Oscar Wilde, pero me siento mucho más atraído por el cine. El cine es mi influencia más grande, más que otra cosa.

¿Qué tipo de temas te llevan a la guitarra y cuáles al piano?
Ahora tengo un problema: cuando hice la rehabilitación me quedaron las manos medio duras. Eso te arruina un poco la salud, porque te ponen cosas con muchos efectos colaterales, te débilitás y engordás. En un momento yo estaba muy triste, porque pensaba que no iba a poder tocar más. Pero gracias a Palito Ortega, que me alojó en su casa / estudio, fui de a poco haciendo acordes. Y la guitarra todavía me cuesta mucho, pero pronto volveré. Estoy tocando el Wurlitzer y el piano acústico me gusta mucho. Digamos que no estoy tan rockero. Me aburrí un poco de los rockeros y del cliché rockero. ¡Al final todos parecemos salidos de Spinal Tap y todos los conciertos, luces y pelos son iguales! No lo palpo al rock. No se respira el espíritu, idealismo y entusiasmo del rock. Ahora la música, vamos a llamarla “pop” e incluimos al rock, se hace para ser famoso. Se empieza en un concurso de televisión, ¡todo lo que odiábamos nosotros! Yo tuve fama, pero primero tocaba para 10, 15 y 100 personas.

Llegaron al primer disco de Sui Generis después de casi cinco años de tocar.
Sí, pero lo necesitaba, como los Beatles necesitaron Hamburgo. Fíjate cómo es la estatua que está en Mar del Plata: somos Nito y yo repartiendo flyers (volantes). ¡La estatua es fabulosa!

Hoy parece que Porsuigieco era un supergrupo, pero también salían a pegar afiches.
¡No teníamos nada de supergrupo!
Era todo muy hippie también: íbamos en un ómnibus con los perros, las mujeres, todo eso. Era buenísimo. Porsuigieco surgió de una idea que tenían León o Raúl para hacer una editorial musical, pero es como cobrar tus regalías de discos anteriores, ¡es algo imposible! En un momento nos pudrimos de todo el papelerío y nos juntamos para cantar.

¿Te gusta ensayar? También hacés pruebas de sonido muy largas.
Todavía pienso que cada vez que toco tiene que ser mejor; tengo que progresar. Todo tiene que estar en su lugar y el ensayo es muy importante. Fíjate que los tipos que hacen ballet ensayan todo el día; es la única forma que pueden mantener el físico y el intelecto para hacer eso. También cometí errores, como comprar un pedal nuevo y estrenarlo esa noche sin haberlo probado. Pero ensayo mucho y me da mucho placer, sobre todo por el hecho que siempre tuve bandas con grandes músicos; eso ayuda muchísimo. La orquestita que tengo ahora me encanta. Si querés tocar y estar todos a tiempo y sonar afinados, tenés que darle.

En abril lanzaste un vinilo, un formato que siempre te gustó. ¿Al compact lo miraste con desconfianza cuando apareció?
Lo odié. Escucho música en CD y no me hace nada. Al principio era la novedad, no hay ruido y todo eso, pero no pega. La música no está; falta algo. Cuando escuché Adiós Sui Generis en CD, parecía que en vez del Luna Park estábamos tocando en un pub como La Bola Loca. Porque sí, te borra el ruido, pero te borra todo lo que hay: el público y todo lo que sea muy bajito. Me acuerdo que el último disco que se fabricó en Argentina fue Radio Pinti (1991) y el primer CD, Parte de la religión (1987). El rango dinámico que tiene un vinilo no se compara con el CD. En el compact son sólo números, y como decían Jimi Hendrix, Stravinsky y yo también, la música no son las notas sino el espacio que hay entre las notas. El CD te borra ese espacio y la caída de la nota.

¿Sacar un vinilo en esta época es una patriada, un antojo o qué?
No es un antojo. Es una necesidad como músico, porque es muy decepcionante y frustrante grabar un disco y que no te haga nada cuando lo escuchás en tu casa. Con el vinilo, tengo ganas de hacer mil discos más. No voy a hacer más CD; voy a hacer vinilos. Creo que la gente se va a aburrir de escuchar todo chiquito. Además, está esa filosofía de tener 200 mil canciones en un aparatito, ¡y nadie escucha 200 mil canciones!

¿Grabarías también en cinta abierta?
¡Es lo que más quiero! Los grandes músicos hoy graban en cinta abierta. Suena mejor y no se puede negar. Por más fuerza que pongan la Sony y todos, es mucha la diferencia. Si vos sos un tipo que cose, te va a gustar tener una máquina de coser que funcione y no una cosa que queda mal. Ahora se toma un sonido con un micrófono y chau, pero nada suplanta a un piano y un ingeniero de sonido como Joe Blaney. Ahora hay teclados sintetizados que dicen tener sonidos de órgano, pero no es lo mismo. En el Colón va a tocar Carlos Cutaia y el sonido del órgano Hammond es precioso. Todo lo demás son simulaciones, hasta el compact.

Por: Marcelo F. Bitar
Fuente: Billboard Argentina

CHARLY GARCÍA EXPLICA LOS CONCIERTOS DEL COLON. EL MIERCOLES ARRANCA LA VENTA DE ENTRADAS

Charly García deja en claro que el recital que dará en el Teatro Colón no será un show más. Y no sólo por el repertorio y la presencia de una orquesta junto a su banda, sino por la teoría que armó al respecto, donde musicalmente pretende eliminar "la tercera nota del acorde” y visualmente quiere utilizar láseres que tienen todo un fundamento.

"La idea -explica- se me ocurrió el día que conocí a Yoko Ono y le pregunté por qué una vez había visto rayos que salían de mis manos y pegaban contra la pared en dos líneas paralelas que parecía que en el cuarto de al lado se podían juntar. Ella me dijo que era la antimateria, como el triángulo de las Bermudas o el sexo de la mujer. Y me recordó que sus exposiciones son en lugares gigantes donde hay que entrar por una puertita chiquita.
Desde entonces me quedó la idea de las líneas paralelas, y lo que se va a ver es a mi grupo con la orquesta detrás, pero por el medio pasan dos rayos láser que salen del borde del escenario, hasta el Fondo, y antes de chocar hay una tela que sobre el final se saca y se ve que los rayos se meten en una pirámide, donde finalmente chocan al lado de dos chelistas que tocan la nota “Si”.
Ahí termina la obra, que va de mayor a menor. Comienza toda una orquesta sinfónica y termina con dos chelos. Esto es caprichoso, como digo en el programa que escribí. Hay que tomarlo como una película de Woody Allen donde el actor sale de la pantalla y uno lo ve como normal, porque son los códigos del cine. En esta historia hay dos líneas y cada tanto se mete una tercera en el medio. Cuando va para el lado de los agudos, todo empieza a ser agudo.
También es una alegoría sobre la condición humana: los que cantan y los que no cantan, los que escuchan y los que no escuchan, y que todo está en el espacio. Porque en el universo, que al final es donde estamos metidos, no hay música, ruido ni nada. La música existe porque hay aire y porque se hace entre el emisor y el receptor, tiene que haber alguien que escuche, y esa persona también le mete algo porque la reinterpreta como quiere. Por eso usar acordes mayores y menores me parecía demasiado burdo, muy masticado.
La ambigüedad es muy difícil de lograr, y para eso estoy estudiando atonalidad y micro tonalidad.

Por: Marcelo F. Bitar
Fuente: Billboard Argentina